Psicofármacos :: Dependencia

Aunque algunos fármacos psicoactivos no generan dependencia física, en cambio la dependencia psíquica es posible, dependiendo de cada individuo y cada sustancia.

Las benzodiacepinas pueden generar dependencia física y psíquica.

Cuando se altera o aumenta el consumo de un psicofármaco al margen de la prescripción del médico, podemos encontrarnos ante una situación de dependencia psicofarmacológica.

Los fármacos a los que nos referimos son numerosos: psicotrópicos, opiáceos, barbitúricos, anfetaminas, benzodiazepinas.

Se utilizan igualmente los analgésicos, los anorexígenos, los estimulantes, los jarabes antitusivos, los antiálgicos y los laxantes.

Distinguimos tres tipos de dependencia psicofarmacológica.

LA DEPENDENCIA PSICOFARMACOLÓGICA

Concierne a todo tipo de fármacos, siendo frecuentes las asociaciones de distintos medicamentos.

Esta práctica de consumo se asimila a la dependencia (¿cuándo comienza la dependencia?⌧): la vida del usuario se centra en su consumo.

Se constata la alternancia entre momentos de consumo controlado y momentos de consumo excesivo. A veces es difícil distinguir las motivaciones: el deseo de olvidar, la necesidad de dormir, el alivio de la ansiedad, la búsqueda de sensaciones voluptuosas, el placer de funcionar en un “segundo estado”, incluso la autoanulación.

LA DEPENDENCIA PSICOFARMACOLÓGICA ENTRE LOS DROGODEPENDIENTES

Los psicofármacos aportan sensaciones nuevas, o modulan los efectos sedantes⌧ o excitantes de las sustancias psicoactivas consumidas por otros motivos.

Según los efectos deseados o los productos de los que disponen, los usuarios dosifican sus mezclas con mayor o menor precisión, o totalmente al azar.

LA DEPENDENCIA PSICOFARMACOLÓGICA DESCONOCIDA

Los fármacos se toman generalmente tras una prescripción médica y, si se mantienen las dificultades o aparecen nuevos síntomas, puede instalarse una escalada medicamentosa.

En efecto, el usuario busca siempre el producto que le curará, y el médico, a la vez que percibe la legitimidad de esta demanda, prescribe nuevos medicamentos y /o aumenta la dosis⌧.

La situación se complica cuando es el mismo paciente quien realiza las mezclas o asocia distintas recetas de uno o de varios médicos.

En este caso, el paciente, dependiente de sus recetas, de las cuales no acepta que se suprima ningún producto, consume reiteradamente cantidades excesivas de comprimidos, pastillas, etc.

En esta conducta, es difícil distinguir la dependencia física y/o psíquica, del miedo al síntoma y del deseo del medicamento.